Cuarto Simposio Teológico 2025
La Biblia y la homosexualidad


Vivimos en una época de gran confusión moral, donde lo que Dios condena ahora se celebra como virtud. Entre los ataques más fuertes contra el diseño de Dios está la distorsión del matrimonio y la exaltación de la homosexualidad como si fuera un camino válido y honorable. Pero esto no es progreso, es pecado ante los ojos de Dios.

Desde el principio, Dios estableció que el matrimonio fuera la unión sagrada entre un hombre y una mujer (Gn. 1:27). Ese diseño cumple propósitos que ninguna relación homosexual puede lograr: procrear (Gn. 1:28), ejercer roles diferentes pero complementarios que honran a Dios (Gn. 2:18; Ef. 5:22, 33) y, por sobre todo, reflejar la unión entre Cristo y su iglesia (Ef. 5:32).

Esto quiere decir que la práctica homosexual es una abominación delante del Señor (Lv. 18:22) y una señal de que la humanidad, habiendo rechazado a su Creador, se ha entregado a pasiones vergonzosas (Ro. 1:26–27). Justificar este pecado en nombre del amor es falsificar el evangelio, porque el amor de Dios siempre camina de la mano con su santidad.

En este panorama de confusión, la iglesia debe proclamar con firmeza las verdades absolutas de la Escritura (1 Ti. 3:15). No es la cultura ni el consenso social lo que define la moralidad, sino Dios mismo en su Palabra (Jn. 17:17). Este simposio busca afirmar con claridad el diseño divino para el matrimonio y hacer un llamado a nuestro tiempo a someterse con humildad a la verdad del Creador.


Ponentes